-Espero que te duela un poco.
-¡¡Estás loco!! ¡¡Apártate!!
-Creo que no lo haré.

Ada desaparece unos momentos, mientras el anfitrión sigue con su tarea. Ella regresa con la cámara y el trípode, y lo coloca frente a la escena. Él le hace una señal para que no haga ruido, mientras el sodomizado grita de dolor, y los otros dos invitados se ríen.

-¡Qué exagerado eres!
-Hijos de puta…

Ada empieza a hacer fotos en silencio, inmortalizando la escena desde todos los ángulos posibles.

-Oh, vamos… Déjalo ya, ¿no ves que lo está pasando mal? Aquí tienes dos agujeros más que no se van a quejar… -dice la mujer.
-Tranquila. Ten paciencia. Esto para ti no es nada, así que tendrás una pequeña sorpresa.

Ada le hace una señal a su cómplice informándole de que ya tiene bastantes fotos, así que éste deja a su víctima.

-Esto no se va a quedar así… -dice el hombre muy indignado y dolorido.
-Ya lo creo que no, seguramente volverá a su estado normal aunque el dolor durará unos días.

En la habitación se ríen todos menos él. El anfitrión se acerca ahora al otro hombre, y sin apenas darse cuenta, comienza a hacer lo mismo. Ada sigue haciendo fotos.

-¡Joder! ¡No me extraña que le hicieras daño! ¿Te ha crecido?

El anfitrión suelta una carcajada.
-Oh, no… ya me gustaría. Esto se lo debemos al ungüento que os ha echado antes mi amiga… Es un astringente casero.
-Maldito cabrón.-dice su víctima.
-¿Cuándo piensas acabar con esto?-dice el otro hombre, encogido en su silla de dolor.
-¡Sois unos impacientes! Ahora quiero disfrutar yo un poco, ya que vosotros lo habéis hecho viéndome salir de la empresa…
-Así que es por eso… ¡No tuvimos otra opción!-dice el hombre sodomizado.
-Oh, sí que la tuvisteis. Créeme.
-Yo por lo menos pienso denunciarte por esto.
-¿Y qué vas a decir? No podéis ver mi cara… tal vez no soy yo quién está haciendo todo esto. Tal vez estoy aquí pero es otro quien os está sodomizando.
-No estés tan seguro de tu triunfo… Lo vas a pagar caro.-dice el otro hombre.
-Déjalo estar. Yo reconozco mi parte de culpa, y aunque no esté pasando uno de mis mejores momentos… Es una venganza justa.
-Todavía hay más.-dice el anfitrión. Se dirige a Ada- Querida, coge lo que hay dentro de esa caja. Seguro que sabrás utilizarlo.

Ada hace lo que le indica su compañero.
-¡Oh! ¡Me encanta!
-Me alegro… A qué esperas, ella necesita un poco de amor.

Ada se coloca un arnés y se acerca a la mujer. Comienza a penetrarla.

-No esperaba menos de ti.-dice la mujer entre gemidos.

El anfitrión deja a su víctima y coge la cámara, preparándola encima de la mesa con el temporizador. Le hace una señal a Ada para que le ayude a colocarse. Se acerca a las mujeres y con ayuda de Ada se sube en la silla, penetrando a la mujer por detrás.

-Bueno, ahora es cuando debes empezar a gritar.
-¡Oh, Dios mío!
-No metas a Dios en esto.
-¡Me estáis haciendo daño! ¡Parad!
-De eso se trata querida…
-Creo que esto ya no es divertido. Te estás portando muy mal.-dice su segunda víctima.
-No peor que vosotros conmigo. Nunca me había sentido tan traicionado, y por supuesto no os iba a dejar sin castigo. Lo siento, me he visto obligado a hacerlo.

Ada y su compañero siguen su tarea mientras la mujer grita de dolor, y la cámara hace algunos disparos. Al cabo de unos minutos, ambos se apartan de ella.

-Ya está bien. No quiero volver a veros nunca. Largaos de aquí.

Le hace una señal a Ada para que saque sus ropas al rellano, y les quita las vendas y las cuerdas.

-Esto no se va a quedar así.-contesta el primer hombre muy furioso.
-Vámonos.-dice el otro.

Los tres salen de la casa, cogen su ropa y empiezan a vestirse. El anfitrión cierra la puerta.
-Es fantástico. No sabes como te agradezco tu ayuda, Ada.
-Ha sido un placer para mí. ¿Quieres que veamos las fotos?
-Claro.
-¿Puedo preguntarte que piensas hacer con ellas?
-Muy sencillo… Las enviaré por correo electrónico a todos los de la empresa esta misma noche.
-¡Eres malísimo! –dice riéndose.
-Es lo que se merecen.
-¿Y si te denuncian?
-Seguramente lo harán… Pero valdrá la pena sólo por el placer de haberles humillado. La venganza se sirve en plato frío, aunque es más apetecible con una ensalada de placer.
-Yo me he quedado con ganas de más.
-Querida, no te preocupes por eso… Ya lo tenía en cuenta. Quiero que te quedes aquí toda la noche. De momento, quiero que te vendes los ojos, y que me acompañes. Después no quiero oír ni un solo grito. Y espero dejarte satisfecha.

Ada sonriendo y sin decir palabra le obedece, y se van hacia el interior de la casa.

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