Ada espera en la calle.

A su mente acuden recuerdos de una primavera calurosa en la que jugaba con sus vecinos en la casa de la playa. El perezoso sol de la mañana tostaba sus pieles inocentes. Ada está sentada sobre la arena y juega haciendo castillos a sus pies. A su lado está Guille, que la observa tranquilamente. Cerca de la orilla, el pequeño Saúl recoge las conchas que va encontrando y las guarda en su cubo. Guille no aparta la mirada de los pezones de Ada, que a través del bañador mojado apuntan al cielo. Está cerca de ella y se contagia de su calor. Se aproxima a su mejilla y le da un beso. Ada sonríe y sigue haciendo castillos.

- ¿Puedo tocarte?
- ¿Qué quieres tocar?
- Tienes eso de ahí duro...
- Se llaman pezones, están así porque tengo el bañador mojado.

Guille acerca su mano con curiosidad hacia el pecho de Cordelia, hasta que sus temblorosos dedos rozan el tieso saliente. Ada lanza un suspiro y cierra los ojos. Su respiración se acelera. Guille siente mucha curiosidad y aparta la tela que cubre sus pequeños senos.

- ¿Tienen leche?
- No lo sé... Si quieres puedes probar.


El muchacho acerca sus labios al pezón derecho, y con la punta de la lengua lo acaricia. Con la boca rodea la aureola y empieza a succionar. Ada empieza a sentir algo extraño en todo el cuerpo... su pulso aumenta y una sensación nueva inunda su piel. Guille intenta obtener fallidamente leche del pezón de su amiga, y mientras, lleva su mano al otro pecho, acariciando la débil curva de carne.

- ¿A qué jugáis? -Saúl les sorprende.
- Quiero saber si Ada tiene leche.
- Sólo tienen leche las madres...
- ¿No quieres probar? -le pregunta Cordelia.
- ¡No quiero! Me voy a casa...

Guille toma la mano de Ada y la lleva a su bañador.

- Mira, yo también tengo esto duro.

Ada coge ese trozo de carne sin saber muy bien qué hacer, y aprieta suavemente. Está caliente y enrojecida. De repente se levanta y cogiendo a Guille de la mano le conduce hasta la orilla. Ada se quita el bañador, dejando ante los ojos perplejos de Guille su cuerpo desnudo e impecable, y corriendo se mete en el agua.

- Ven.

Guille se quita el bañador y lentamente se acerca a ella. Camina contra el agua hasta pegarse completamente al cuerpo desnudo de Ada, y se quedan mirando. El movimiento de las olas los mece suavemente y sus pieles se rozan untadas en sal.

Una voz contesta a través del telefonillo, y la puerta se abre. Ada entra en el patio, y la puerta se cierra detrás de ella.

2 comentarios :

  1. Jelouu!!
    Vaya, veo que también tú has caído bajo la tiranía de los blogs, sé bienvenida pues xDD
    Yo no quiero ser pesada, pero estoy sentada en un sillón y NO venís a darme el espectáculo...

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  2. Güelcom a los Blogs señorita, espero que publiques más a menudo que la mayoria de nosotros XD.
    Interesante iniciativa la de los cuentos pseudoeróticos que seguiré entrega a entrega fielmente.

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Recuerda que el respeto es sexy!