Os voy a contar la historia de Ada Cordelia; pálida, coja, de uñas cortas y rojas, culona y silenciosa. Tiene tres pecas justo detrás de su oreja izquierda, y no tiene más en todo el cuerpo. Su pierna derecha es más corta que la otra, pero esto no ha supuesto un problema para ella. Desde muy niña siempre lo ha llevado con mucha naturalidad. Su pelo es largo y negro como el carbón, y sus ojos de color miel. Vive de alquiler en un pequeño piso del centro de la ciudad, compartido con otros jóvenes, pero no se ven muy a menudo.

Son las 6 de la mañana.


Ada es un nombre hebreo, y significa belleza. Cordelia es un nombre celta y significa joya del mar. Ada baja todas las mañanas a las 6.30 para tomar el desayuno en una pequeña y maloliente cafetería de su calle. Siempre una taza de té rooibos, y una empanada de queso y puerros. Siempre en la misma mesa.


A través del vapor del té observa al chico de los cafés. Concretamente observa el bollo que guarda en sus pantalones. Un bollo relleno de crema por el que Ada siente fascinación. Se hace tarde. Paga el desayuno y se marcha hacia la parada de bús. Cuando regresa a casa por la noche decide llamar al número de teléfono que está escrito en un papel, en un cajón de su mesita de noche. Le contesta una voz clara y grave, pausada. Al terminar la llamada se mete en la ducha y luego se pone un vestido corto y ajustado. Es consciente del tamaño de su trasero, y está orgullosa de el. Se pinta los ojos de negro y se calza las botas de media caña.

Por supuesto, no olvida sus inseparables chinas de nácar y metal, que introduce suavemente en su vagina justo antes de salir por la puerta...

2 comentarios :

  1. Ya se que quiero ser de mayor... unas chinas de nácar y metal!

    ResponderEliminar
  2. Me encanta la parte del bollo de crema xD
    Ya me he leido las dos entradas, estoy a la espera de la próxima entrega de las aventuras de Ada.

    Bienvenida al mundo de los blogs.

    ResponderEliminar

Recuerda que el respeto es sexy!