El SOP, los anticonceptivos y el sexo

Los últimos meses he experimentado importantes cambios hormonales y por extensión, de personalidad. Y es que la primera medida que toma un ginecólogo cuando diagnostica el síndrome de ovarios poliquísticos es recetar anticonceptivos. Al menos, en mi caso, me aconsejaron (el ginecólogo que me las recetó, hace 10 años ya) que las tomara de forma indefinida a largo plazo, ya que, como bien sabéis, el SOP no se cura. 

Pues bien, los primeros años de tomar Diane 35, al parecer el fármaco más habitual entre las SOPeras, la vida me cambió a mejor en muchos aspectos. Además de los cambios físicos, como la disminución considerable del vello corporal y la desaparición de granitos, también empecé a disfrutar de periodos regulares, sin molestias y casi sin enterarme. Ni qué decir obviamente, de la comodidad a la hora de tener relaciones sexuales con tu pareja estable (sobra decir que aunque tomes anticonceptivos orales, el condón es obligatorio si tu compañero de cama no es estable).

En estos 10 años que he estado tomando Diane 35, sólo con una breve interrupción por otras causas, de un par de meses, la evolución de mi cuerpo, los ciclos hormonales, mis estados de ánimo, mi líbido, y mi forma de pensar acerca de la sexualidad y la feminidad, han cambiado. Obviamente no todo se debe a las pastillas, porque las experiencias personales, el propio crecimiento y madurez de cada una, y los cambios naturales en el cuerpo, influyen. Sin embargo, ahora, que llevo 6 meses sin tomarla, puedo decir que el cambio ha sido radical. En general, a mejor.

Desde hacía un par de años, y comparándome con años anteriores, empecé a percibir que mis ciclos y mi estado en general iba cambiando poco a poco. Mis reglas eran cada vez más dolorosas y abundantes, sufría migrañas horribles todos los meses, tenía dolores por todos lados que me duraban varios días... Por no hablar de unos cambios de humor muy bruscos, de pasar de la tristeza absoluta al asco o a estar molesta con todo. Y sin duda, lo que más me afectaba a nivel emocional, fue la disminución progresiva de la líbido y las ganas de tener sexo. Cuando vives en pareja, es un problema, porque aunque a nivel emocional/personal puede que no tengas ningún motivo para no hacerlo, es algo que simplemente te ocurre y eres incapaz de controlarlo. 

Con todos estos problemas que cada vez iban a peor, y recordando que ya habían pasado 10 años desde la primera receta, decidí que ya era hora de tomar un descanso. Lo consulté con mi actual ginecóloga y no sólo estuvo de acuerdo conmigo, sino que me lo recomendó encarecidamente. El SOP no tiene cura, pero el tratamiento hormonal sólo es un complemento para aliviar síntomas y controlar la actividad de los ovarios. En estos casos, los descansos temporales son muy recomendables. ¡Y vaya si lo recomiendo!

A pesar de haber recuperado algo de vello corporal en zonas recónditas y no tan recónditas, de los molestos granitos que vuelven a aparecer, y de la incertidumbre de no saber cuándo vas a sangrar, a pesar de todo estoy más que satisfecha de haberlas dejado. Han desaparecido los dolores y las migrañas, y he recuperado mis ganas con extra bonnus. 

Y esto se traduce en un cambio brutal a todos los niveles vitales. Volver a disfrutar con todas las ganas de tu vida sexual, de tus emociones controladas, y todo en un período relativamente corto de tiempo, me da la sensación de que los últimos 10 años otra mujer ha habitado mi cuerpo. ¡Hay días que no me reconozco!

Así que os animo a que, en la medida de lo posible, de vez en cuando descanséis de los anticonceptivos, al menos los más fuertes recetados para el SOP, porque recuperar el control sobre el cuerpo y la sexualidad es clave para tener una vida plena.

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