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Hace más de diez años que dejé de escribir mi diario. Empecé cuando tenía 9, y continué de forma más o menos constante, durante mi pubertad y mi adolescencia. Con las hormonas y los cambios, la escritura era algo terapéutico, y sin duda me ayudó en momentos clave a reflexionar y no hacer las cosas a lo loco.

Tuve una pubertad temprana. Mi primera menstruación fue a los 10 años, y por suerte ya me habían hablado de ello las mujeres de mi familia, y había podido informarme algo por mi cuenta. Pero recuerdo que lloré y estuve triste un tiempo. Ocurrió en verano. Quizá por eso esa estación del año es diferente que el resto para mí. Ligada también a las vacaciones en la casa de campo de mi familia, la piscina, la naturaleza y la desconexión casi total del mundo. Con los años, el verano y el poder pasar unos días en esta casa, rodeada de tierra y vida, se han convertido en imprescindibles para mí. Si tuviera que elegir un sitio donde vivir para siempre, no elegiría otro.

Volver a retomar mi diario es algo que no me había planteado nunca desde que lo dejé. Con la llegada de la universidad y mi primera relación estable, las hormonas se calmaron y mi vida empezó a formarse, mi vida como adulta. Todo eran experiencias nuevas y positivas, pero ya no tenía la necesidad de plasmarlo por escrito, porque me sentía totalmente conectada conmigo misma. Cuando empiezas a conocerte y a tomar cada vez más decisiones sobre tu vida, las reflexiones se hacen de otra manera. En la adolescencia, escribir un diario es la manera más fácil y eficaz de hablar contigo misma. Hacerlo de otra forma a veces es un poco caótico.

Sin embargo, ahora que me acerco a los 30, hoy he decidido volver a escribirme, a dedicar unos minutos al día a reflexionar sobre los cambios que he experimentado en los últimos años, y sobre todo para ver si así consigo de una vez por todas concienciarme (o re-concienciarme) de un asunto vital para mí. Con 17 años me diagnosticaron el síndrome del ovario poliquístico (SOP), y prácticamente desde ese momento hasta ahora, he tomado regularmente y sin pausa, las píldoras anticonceptivas Diane35, recetadas por mi ginecólogo de aquel entonces. En todos estos años he tenido cuatro ginecólogos diferentes, por varios motivos. Y ninguno me cambió el tratamiento. Hace más de un año que no voy a revisión, y en unas semanas tengo cita. Mi intención es pedirle a mi ginecóloga que me quite las pastillas y que busquemos una solución alternativa. Los motivos son muchos, y básicamente esto es lo que me ha llevado a escribir de nuevo.

En diez años he pasado olímpicamente del SOP y de todo lo que conlleva, a pesar de haberme informado correctamente cuando me lo diagnosticaron. Por eso decía antes lo de re-concienciarme. Es como los fumadores que saben que fumar es malo, y siguen haciéndolo. Yo me tomaba mi pastillita diaria, y arreglado. Sí que es verdad que durante los primeros años mis períodos eran mucho más agradables en cuanto a dolores y molestias. Pero el inconveniente de los anticonceptivos es que eliminan los síntomas del SOP, pero no las causas que los provocan. Por tanto, el problema sigue estando ahí. Cabe decir que el SOP no se cura así como así, puedes paliar los síntomas que provoca, y controlar en mayor o menor medida sus consecuencias sobre la salud, pero siempre lo tendrás, activo o dormido. Los anticonceptivos lo duermen, pero cuando el cuerpo se acostumbra a ellos, la reacción es peor que antes de tomarlos por primera vez. Es lo que me está pasando a mí.

Desde hace ya tiempo, he vuelto a sufrir unos dolores terribles, tanto abdominales como migrañas, siento que he engordado mucho, mis niveles de colesterol y triglicéridos han subido, he perdido deseo sexual, y la semana previa me entra una depresión de caballo, como nunca antes había tenido. Padecer esto cada mes no es agradable, y tampoco es natural. Así que, a falta de consultar con mi ginecóloga, mi intención es dejar de tomar las pastillas, y de verdad tomarme en serio mi salud y mi estilo de vida actual, hacer un esfuerzo por bajar de peso y llevar una vida sana. He leído que llevando una vida sana y tener un peso adecuado según tu constitución, los síntomas que produce el SOP se reducen, o incluso desaparecen, porque el sobrepeso y el trastorno metabólico son causas directas de la aparición del SOP por primera vez.

Llevo aproximadamente un año leyendo blogs sobre vida alternativa y consciente, feministas, menstruación, etc. Obviamente no he cambiado mi vida de forma radical, muchos de estos blogs promueven el veganismo y la ecología absoluta, aspectos muy complicados de adoptar de forma rápida y segura. Pero sí que he ido cambiando algunas pequeñas cosas, que sumadas unas a otras, me están transformando en una mujer que me gusta mucho. Los cambios no deben ser siempre inmediatos, cada cosa tiene su ritmo, lo importante es empezar y perseverar.

Necesito volver a re-conectar conmigo y sé que estoy a tiempo. Nunca he estado a favor del canon de belleza actual, ni del auto-machaque al que las mujeres nos sometemos con eso de ser delgada y guapa. Uso una talla 48 española (UK 18) y desde que soy consciente de mi condición de mujer, no he tenido complejos estéticos. Defiendo el michelín, la celulitis y los pelos. Pero cuando se trata de salud, hay que tomar las riendas.

Los problemas graves del SOP a largo plazo son el desarrollo de diabetes de tipo 2, infertilidad, obesidad, enfermedades cardiovasculares, y creo que no me dejo ninguna importante. Todas, salvo la infertilidad, se pueden prevenir con hábitos de vida saludables y una auténtica concienciación contigo misma. La mayoría de los problemas de fertilidad hoy en día se pueden resolver, pero los otros problemas son realmente graves y a la larga causan mortalidad. Es algo que sé desde que me lo diagnosticaron y empecé a informarme, pero nunca he hecho demasiado caso. Sé que estoy a tiempo de revertir estos años de descuido, pero en el momento en que decida que ya no hay vuelta atrás, debo ser totalmente consciente de que estos cambios en mi estilo de vida van a tener que ser de por vida. Tener que asumir esta gran responsabilidad es lo que me ha hecho pasar del tema todos estos años. Tener que renunciar a muchos alimentos (soy de buen comer), y tener que hacer actividad física de forma regular. Antes de la universidad iba al gimnasio todos los días, no se trata de pretender volver a tener 16 años, pero es importante que me responsabilice de una vez por todas de mi salud. Por mí, por mi pareja, por mi familia, y por los hijos que quiero tener.

Aún faltan unas semanas para la cita con mi ginecóloga, pero necesito poner el reloj ya en marcha. Las píldoras prefiero no dejarlas sin consultarla, pero el blister que me queda desde luego me lo voy a tomar con bastante rabia. Estos días tengo que empezar en serio a hacer algo por mí salud. No sé por dónde empezar, supongo que por la comida, y con el ejercicio. Y además ahora, estando de vacaciones en plena naturaleza, no tengo excusa para no salir a caminar, o nadar. Todos los días escribiré sobre las cosas positivas para mi salud hechas en cada jornada. Y debo encontrar la forma para motivarme y no tirar la toalla, son muchas las razones. Desde luego la estética es la menos importante.

En fin, querido diario... échame una mano para ser fuerte y dejar de castigar mi salud. Sólo depende de mí, pero a la larga, si no hago nada, lo sufrirán las personas que me rodean.


Quiero ser positiva, mañana empezamos.

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